Ciencia: La enfermedad de la biofilia


Nuestra evolución nos está pasando la cuenta. Pero sin enojo. Las aulas universitarias y los hospitales vuelven a valorar las plantas. Curiosos experimentos lo demuestran.  

Los primeros hospitales en Europa incluían impajaritablemente un jardín por su influencia sanadora. Más tarde el progreso en la medicina relegó las plantas a un plano suntuario, reduciéndolas a “cosas” puramente decorativas. Pero en los últimos 15 años, fruto de la nueva relación entre el hombre y la naturaleza, las plantas reivindicaron su poder benéfico. De acuerdo con distintos investigadores, esto respondería a la hipótesis de la biofilia, según la cual nuestras respuestas fisiológicas y sicológicas son una respuesta a nuestra evolución. Esta explicación biofílica dice que nuestra dependencia de las plantas no está asociada sólo a necesidades primarias como comida, agua y abrigo, sino también a necesidades complejas, en la medida que las plantas son fuente de desarrollo emocional, cognitivo, estético, incluso espiritual.



Hoy el 80% de la población vive en áreas urbanas, pasando el 90% de su tiempo en recintos cerrados (casa o trabajo). De ahí la importancia de la proximidad de los vegetales.
A la par de este renacido culto ciudadano por las plantas, se han multiplicado los estudios científicos. Uno de los nuevos soldados de paz de las plantas es la disciplina llamada “Environmental Psychology” (algo así como psicología del ambiente), que se ocupa de sondear sus efectos en la mente humana.

Dentro de este campo de batalla se ha estudiado por ejemplo cómo inciden las plantas de interiores en una casa, en una oficina, en un hospital; cómo reducen el estrés y el déficit atencional, cómo aumentan la expectativa de vida; cómo los aromas del geranio socavan el estrés, cómo las flores de corte de lavanda sacian el ánimo de los universitarios; cómo la horticultura alimenta la buena vecindad, cómo la humidificación y purificación que ejercen en los espacios cerrados vivifica la psique humana. Incluso, cómo aumenta hasta en un 12% la productividad –además de la felicidad- en las oficinas, según uno de estos curiosos estudios.
Sin embargo, como reconocen los investigadores noruegos Bjørn Grinde y Grete Grindal Patil, dos luminarias del jardín, la disciplina es incipiente y falta llegar a conclusiones más contundentes.

Pero veamos a dónde hemos llegado. Un estudio de Jennifer Doxey y Tina Marie Waliczek, del Departamento de Agricultura de la Universidad del Estado de Texas, descifró el influjo de las plantas en las aulas universitarias. Tomaron un grupo de 385 alumnos. Un grupo asistió a clases en aulas donde había plantas tropicales mientras que el grupo de control lo hizo a salas sin plantas. A su vez, a estos mismos grupos los destinaron a salas con ventanas y sin ventanas.
Las conclusiones llegaron al final del semestre. Estadísticamente no hubo diferencias en las notas ni el rendimiento, pero sí en los sentimientos positivos del alumno hacia el aula y el profesor, tendencias que quedaron graficadas en la evaluación final de los cursos. Quienes más ganaron optimismo fueron los alumnos de las salas sin ventanas pero con plantas tropicales.

Pacientes y plantas

A propósito del regreso de las plantas a los hospitales, un estudio muy interesante lo llevó a cabo la investigadora Seong-Hyun Park con pacientes de dos hospitales. Hizo tres estudios con personas convalecientes: 80 pacientes de tiroidectomía, 90 de apendicectomía y 90 de hemorroidectomía.  

Un grupo con tratamiento de control –el expuesto a la situación normal, es decir sin plantas- y otro grupo expuesto a ocho especies de plantas en sus habitaciones arrojaron resultados muy interesantes. Para este último caso se usaron las siguientes plantas: orquídea, la espatifilo o cala blanca, pothus, kentia, oreja de burro, pteris cretica, vinca minor y trachelospermum asiaticum.  
Los pacientes expuestos a las plantas evidenciaron muchísimo mejores resultados: hospitalizaciones más cortas, menor ingesta de analgésicos postoperatorios, menos dolor, menos ansiedad y menos fatiga que los del grupo de control. El estudio confirmó además que las plantas fueron percibidas como no invasivas, económicas y signo de buena atención de parte de la clínica.

En síntesis, la biofilia nos está poniendo en nuestro sitio. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario